-.Todo en contra. Así arrancaron los Cascarudos para Carlos Paz. Se cayó el Guti. Se cayó Rudy. El último día se cayó el Gran DT. Y se cayó el Bicho (se cayó en el Bosque, pero bueno, se cayó).

 

Tres columnas hacia la docta: desde Junín, La Plata-Capital (Bosnia-Herzegovina) y Malargüe. Esta última filial ensayó una extraña combinación: viajó un Ruso en un auto japonés con un chivo mendocino. Y salió todo bien.

Pero no fue tan simple el arranque para La Plata-Capital: hubo que buscarlo a Cirilo exactamente en su oficina, ya que portaba una bomba aspirante-impelente de las que usaba el Gordo Guerriero  para ilustrar sus clases de Física en los años 80 del Colegio Nacional. La bomba estaba destinada al riego de las nuevas canchas del Ruso. Pero el que se puso como una bomba fue el Bicho, a punto de explotar conduciendo el Alta Gama en medio del caos capitalino, con Corrientes cortada, circulando por Paraguay hacia el Bajo mientras los motoqueros le pasaban finito torciéndole los espejos. Se distendió una vez que enfilamos por la Panamericana hacia la ruta 9. Pero el centro porteño lo sacó de su eje. Para colmo, mientras Cirilo cargaba la bomba, el Tio Mario se clavó un sanguchito en el kiosco de enfrente, ante la desesperación del conductor que veía correr los minutos. Es que lo suyo es cortar por la pradera como Juan Moreyra, no las complicaciones del Obelisco.

 

La filial Junín sin problemas rumbo al punto de convergencia, en el ya clásico Fuchimóvil, en este caso con plena ocupación de sus siete plazas: HDV, Ricardo, Elegar, Gaspo, el Piojo y las dos butacas de adelante con Fuchi al volante y  Coqui de copiloto. Este último no giró la cabeza hacia el resto del pasaje en todo el viaje, excepto cuando colmó su paciencia un tutorial del HDV con pretensiones de tratado sobre cirugía ginecológica.

 

Los incidentes no dejaron de sucederse en el Alta Gama.  Por desinteligencias entre el Bicho y el Tío Mario en su rol de copiloto casi terminamos agarrando para Clorinda. Cirilo se quejaba amargamente de que lo cagaron,  sentándolo al medio en el asiento de atrás prometiéndole que había rotación al llegar a San Pedro, hasta que se avivó que el cambio de lugares solo se haría 400 Km más adelante. Pero lo más dramático ocurrió con la definición por penales entre Boca y Nacional por la Libertadores, ya rumbo a Córdoba capital. Cuando estalló el festejo de cuatro de los cinco ocupantes con las atajadas de Orión, el Tero me dice: “yo me tiro, yo me tiro, esto no lo puedo soportar”. Menos mal que por la rotación en Leones quedó atrás al medio. Si quedaba junto a alguna puerta se lanzaba a la cinta asfáltica.

 

Ya arribados, reconocimiento breve del predio del ACA. 33 hectáreas, canchas de fútbol, verde, vista del lago San Roque, hotel impecable, desayuno-almuerzo-cena, todo en el lugar. Esta comodidad iba a derivar en la sucesión partido, elongue, mini siesta, mate con bizcochos, charla técnica, nuevo partido. Clave en la recuperación y el rendimiento en constante ascenso del plantel.

 

En la fría mañana del viernes arranca el fixture. En el desayuno queda armado el Triunvirato Técnico: Elegar-Bicho-Ruso. Esta composición exhibe el rutilante ascenso de la filial Malargue, en el delicado equilibrio político que fue necesario ponderar para armar el cuerpo técnico.

 

Siendo todos partidos de 7 y 1, el Triunvirato sorprende con una innovación táctica que se demostraría muy eficaz con el correr de los partidos: un 2-3-2- plástico (no en el sentido que sus ejecutores fueran de plástico), con dos carrileros en el medio que se convertían en marcadores de punta para defender y llegaban a tres cuartos al atacar. Nacía “el abanico cascarudo”.

 

Y se vino el primero a las 11 hs. Arrancamos usando la blanca manga corta. Todo pintaba fraternal. En el desayuno una delegación puntana cantó “Calle Angosta” y recordó el espíritu de encuentro del evento. Casi se nos cae un lagrimón. Luego sabríamos que esos lagrimones eran un adelanto de la cagada a patadas que nos íbamos a dar con el primer rival.

 

Porque nos tocó el debut contra el representativo de Vera, norte de Santa Fe, integrado por los muchachos del frigorífico del pueblo. Digamos, nos pintaron un encuentro coral y empezamos contra Nueva Chicago en Mataderos.

 

A los 10 minutos el CUJ ganaba 1 a 0, clara superioridad, juego asociado excepto el suscripto (que jugando de zaguero y a 10-15 metros de su propio arco, más que el pase entre líneas adoptó el “pase sobre líneas”). Pero los Matarifes no estaban dispuestos a contemplar jogo bonito y a los 12 minutos le pegaron un codazo en la nuca al Piojo que lo sacó de la cancha temporariamente.  Desde ahí hasta el vibrante  2 a 2 final, el match fue una tromba tensa de empujones, conversaciones, simulaciones, cabezazos, reclamos, tapar al arquero en el área, desarmar la barrera,  nucazos y un conato de agresión seguido de cuasi tumulto cuando uno de ellos lo empujó al Chelo hasta el banderín del corner,  al disputarse la pelota más allá de la línea lateral.  El árbitro era un primo cordobés de Lamolina que veía pasar todo. Terminó y a almorzar.

 

El segundo partido a las 15,30 contra los sanjuaninos, el equipo más flojo. El CUJ asegura un 3 a 1 con autoridad. Se afianza el equipo. Y se repite el esquema con amplio recambio. La idea del Triunvirato ha sido bien interpretada. Fin de la jornada.

 

El sábado a la mañana hace más frío y está en el ambiente la tensión por la definición del descenso, Sarmiento se juega todo contra Olimpo. El equipo arranca con la manga larga de invierno y juega el más vibrante de los partidos, frente a un equipo que lleva jugando este torneo  los últimos 7 años. Su nombre lo dice todo: “Los de siempre”, de Corral de Bustos. Tienen plantel largo, buen fútbol, sin mala intención y con mucha velocidad. El CUJ lo juega mano a mano y se pone 1 a 0 y luego 2 a 1. Gran partido cascarudo. Hasta que llega el instante fatal. Ellos marcan el 2 a 2 y nos dormimos. El saque del medio deriva en pelota para el rival, remate al arco, rebote desafortunado en el camino que descoloca al Chelo y quedamos 2-3 en un minuto. El CUJ tambalea por primera vez y el Chelo se agiganta. Una triple tapada levanta la admiración del público detrás del arco. Un par de despejes defensivos sobre la línea marcan la presión al límite. Pero el cascarudaje estaba fuerte de la cabeza. Faltando 5 minutos, ellos rechazan desde su área y me viene cayendo justo en la mitad de la cancha. Antes de que pique lo relojeo al Gaspo en el área de enfrente. Abro el pie y la impacto con cara interna, bombeada otra vez sobre el área. La medí justo el metro que se movió el Gaspo para cabecearla contra dos defensores más altos. Pura intuición. Pase gol memorable. 3 a 3 y partidazo contra el líder.

Sigue la maratón contra otros cordobeses nativos de Eladia Blazquez (o algo así). El CUJ dominó todo el partido, presionó, generó oportunidades, faltó el tiro final. La tensión por la definición de Sarmiento, siendo ya mediodía, invadía a todo el plantel. Ocurre una de las jugadas más espectaculares del certamen. En el área de ellos, la pelota le llega de aire al HDV, de espaldas al arco. El balón le queda algo alejado, suspendido. El HDV ensaya una chilena imposible, quedando él mismo suspendido por un instante interminable, hasta que se escucha tronar su osamenta de espaldas contra el suelo. El árbitro le cobra jugada peligrosa……..para sí mismo. Y sacan los contrarios. El video lo está estudiando el comité de reglamento de la FIFA que acaba de publicar las últimas novedades. Ojo que después de ver esto, no extrañaría que se incorpore la “jugada autopeligrosa” para el mundial 2018. Un aporte cascarudo más al fútbol.

 

Ahora viene otro desafío. Formar el equipo para un partido que se superpone con el de Sarmiento. El Triunvirato arma la rotación y vuelve a acertar con su visión táctica. Cambia a un 3-2-2, con el yerno del Ruso como doble 5. El rival es de la categoría 40 a 49 años. El afianzamiento de los primeros 4 partidos más la angustia de la definición de Sarmiento, con el plantel corriendo de la cancha al televisor, hace explotar la adrenalina cascaruda. Máquina de fútbol. Tremendo primer gol: centro pasado, el yerno del Ruso la devuelve de cabeza al primer palo y el Tero, al quedarle atrás, le mete un tacazo a la carrera y la clava en el segundo palo. Arrasa el equipo metiendo un 3 a 0 con broche de oro: jugada colectiva, taco del HDV al Tero, taco del Tero para la llegada del Ruso por el carril del 3 con la rodilla hecha un bofe, que define con tiro bajo. Y eso que cinco minutos antes todo el equipo pedía que lo cambien porque para jugar de 3 se cruzaba a jugar de 8.

Final a toda orquesta. Primer triunfo de la camiseta de invierno!!! y a correr al hall del hotel para ver los últimos 20 minutos de Sarmiento. De la euforia del triunfo hacía un instante, al sufrimiento frente a la pantalla. Cuando llega el gol de Spinacci, el cascarudaje explota. Lo veo al Coqui lanzado de pechito patinando por el hall hasta la conserjería, gritando. Vuelan los termos y los paquetes de yerba.  Las otras delegaciones sonríen viendo el delirio colectivo casca. El Gaspo elonga después de haber visto todo el partido en cuclillas por cábala. Elegar se tira de cabeza contra el sofá que está frente al televisor. Otro medio plantel arrodillado gritando al cielorraso su alegría después de la desesperación. Locura total.

 

Quedaba un último partido. El CUJ llega a la cancha dispuesto a masticarse al rival y escupir los huesos. Creo que lo intuyeron porque no se presentaron. Así que pasamos directo a la ferneteada que cerró la jornada y el torneo. De ahí al Cu Cu para la foto histórica y las compras para la vuelta.

 

El plantel se concentra en un local de chocolates y alfajores pero no para comprar, en principio. Sino para morfarse la bandeja de alfajorcitos de muestra que había sobre el mostrador. Fue tal el ataque que la gente que atendía optó por retirar el material antes que se agote y recién ahí, habiendo hecho una amortización por adelantado del costo de la compra posterior, el plantel se detiene en los souvenires. La doctrina Quevedo a full.

Por si faltaba algo para rematar una brillante jornada, sale como cena el chivo que trajo el Ruso, hecho al horno de barro en una panadería próxima al hotel, con damajuana de vino también aportada por la filial Malargue. Sen-sa-cio-nal. UN DIA INOLVIDABLE.

El domingo a la mañana, entrega de distinciones, mención a la primera presencia cascaruda en el certamen con elogio de la página web incluido. Para cerrar, los cascarudos asaltan unos sanguchitos de peceto espectaculares. Hubo integrantes que se clavaron cuatro en quince minutos.

 

Y listo. A pegar la vuelta. El Ruso arrancó primero. Viaje conjunto hasta Leones de Junín y La Plata-Capital. Abrazo final. Otra gesta cascaruda. Con la emoción de siempre y una resurrección futbolística que consolida el proceso que arrancó con el empate contra los uruguayos y la victoria contra el equipo del Pelado a fin de año. Con nuevos aportes personales, futbolísticos y estéticos (el Piojo, el Tío Mario y su imperdible colección de camisas). La raza cascaruda se levanta una vez más. Cuando se marcha hacia el Fuchimóvil en la despedida de Leones (qué nombre para un punto de encuentro casca)  Coqui me dice: “tengo vértigo, me estoy acostumbrando a ganar”. No más palabras.

 

 

 

Abrazo cascarudo para todos